La Werlisa Color. La cámara que marcó una época en mi adolescencia

La Werlisa Color. La cámara que marcó una época en mi vida fotográfica

La Werlisa Color fue mi segunda cámara, y su impacto en mi vida adolescente fue enorme. Tras iniciarme en la fotografía a los siete años con una Kodak Instamatic 25, esta nueva adquisición marcó un salto cualitativo en mi experiencia fotográfica. Con la Werlisa Color, entré de lleno en el mundo de la fotografía manual, donde debía enfocar, ajustar el diafragma y seleccionar la velocidad de obturación. Este nivel de control transformó mi perspectiva: la fotografía dejó de ser solo un pasatiempo para convertirse en una forma de creaatividad.

Una mirada a la historia de Werlisa

Hablar de Werlisa es hablar de una parte de la historia fotográfica española. Esta marca fue fabricada por la empresa Certex SA, ubicada en Vic (Barcelona), y se convirtió en un referente para los aficionados a la fotografía durante las décadas de 1960 y 1970. En 1959, Certex adoptó oficialmente el nombre Werlisa para sus cámaras, consolidándose como un símbolo de la fotografía en España. Las cámaras Werlisa, especialmente las compactas de película de 35 mm, estaban diseñadas para el mercado de consumo masivo, ofreciendo una experiencia accesible y económica a los fotógrafos amateur. En una época en la que las cámaras más avanzadas eran inaccesibles para muchos, modelos como este acercaron la posibilidad de capturar el mundo en color a un público amplio. Certex SA, cesó su actividad en 1988 al entrar en suspensión de pagos, y osteriormente, en 1992, su fábrica sufrió un trágico incendio.

El modelo que aún conservo, la Werlisa Color (serie D), fue lanzado en 1967, es uno de los modelos más emblemáticos de la marca. Su popularidad no fue casualidad: era una cámara robusta, sencilla y, al mismo tiempo, sorprendentemente versátil para su precio. Contaba con una óptica Laotar 45mm f:2.8, que, aunque básica, ofrecía resultados más que aceptables para iniciarse en la fotografía. Su obturador tenía velocidades de 1/30, 1/60 y 1/125 segundos, además de la opción de exposición prolongada (modo Bulb). El diafragma, tipo iris, permitía ajustes desde f/2.8 a f/16, proporcionando una flexibilidad suficiente para experimentar con diferentes condiciones de luz. Un dato curioso. Permitía hacer dobles exposiciones y disparar en modo bulb con un disparador de cable manual.

Otro detalle era su enfoque manual, desde un metro hasta el infinito, que obligaba al usuario a entender la importancia de la distancia focal y la profundidad de campo. Estas características hacían de la Werlisa Color una herramienta perfecta para aprender los fundamentos elemtales de la fotografía. El visor venía con cristal azul y recuadro luminoso. Letras de fabricación en español. Disponía de indicador de clase y sensibilidad de película. La zapata para el flash estaba embutida en el cuerpo de la cámara, sin sobresalir.

Mis primeros pasos con la Werlisa Color

Con la Werlisa en mis manos, exploré tanto la fotografía en blanco y negro, como en color. Aunque las películas de color de la época tenían limitaciones, la experiencia de capturar momentos con esta cámara era tentadora mientras te diera el dinero para pagar el carrete y revelado. Al revisar mis viejas fotografías, he notado que mis resultados eran notablemente mejores en blanco y negro en nitidez. Tal vez fuera por las características del negativo, o porque las copias en color de entonces no resistieron bien el paso del tiempo. Sea como fuere, la Werlisa me permitió descubrir que la fotografía era algo más que apretar un botón.

Especificaciones técnicas

  • Tipo: Cámara compacta
  • Objetivo: Laotar 45mm f:2.8 Anastigmático
  • Obturador: Velocidades de 1/30, 1/60, 1/125 y Bulb
  • Diafragma: Tipo iris, con aperturas de f/2.8 a f/16
  • Película: 35mm (formato 135 Universal)
  • Enfoque: Manual, desde 1 metro hasta infinito

Un tesoro del pasado en mi vitrina

Hoy cuando veo la Werlisa Color en mi vitrina, sigue siendo un objeto de gran valor sentimental y un recordatorio de cómo me adentré en el apasionante mundo de la fotografía. Aunque su tecnología quedó atrás hace mucho tiempo, no puedo evitar admirar la simplicidad de esta cámara compacta. La Werlisa Color es más que un objeto vintage: es una ventana al pasado y un homenaje a una época en la que el arte de fotografiar era más artesanal, más consciente y, quizá, más gratificante.




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