Flechas de Aliste. Un pueblo y su cantera
Érase una vez un pequeño pueblo perdido en la sierra de la Culebra, a pocos kilómetros de la frontera con Portugal. Aunque es un pueblo pequeño, alberga una gran cantera rodeada de un paisaje mágico, digno de un cuento. Hablo de Flechas de Aliste, un lugar que he tenido el placer de visitar en varias ocasiones.
Hoy quiero recomendar este pintoresco sitio: Flechas de Aliste, situado en la comarca de Aliste, al noroeste de Zamora. Este pueblo forma parte de la Sierra de la Culebra y se encuentra muy cerca de la frontera con Portugal. Se trata de una localidad pequeña, perteneciente a la comunidad autónoma de Castilla y León, que conserva todo el encanto de la tradición rural.

Un pueblo detenido en el tiempo
Flechas de Aliste, es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido. Sus casas solariegas, construidas con piedra y pizarra, reflejan la tradición y el carácter de esta tierra. La iglesia del pueblo, bien conservada, es un ejemplo típico de la arquitectura alistana, que combina funcionalidad y belleza en un entorno de montaña. A una altitud de 783 metros, Flechas se encuentra rodeado por algunos de los parajes más agrestes y frondosos de la sierra de la Culebra. Sus extensos pinares y bosques de castaños lo convierten en un destino ideal para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad.
La cantera: un paisaje singular
La cantera de Flechas de Aliste es una cantera de extracción de pizarra en la comarca de Aliste. Esta cantera es conocida por su producción de un tipo de piedra caliza que ha sido utilizada tradicionalmente en la construcción y en la fabricación de elementos decorativos y arquitectónicos.
Actualmente, la cantera de Flechas se encuentra abandonada, al igual que otras explotaciones similares en la zona, ha dejado un paisaje único que combina la huella humana con la belleza natural, dejando un paisaje singular. La naturaleza lo reclamó y ofrece un espectáculo visual que varía con la luz del día.

Lo primero que llama la atención es el lago de aguas azul turquesa que se formó en fondo de la cantera que, dependiendo de la hora de la visita, puede transmitir una atmósfera dramática o una sensación de serenidad. No obstante, no recomiendo ir los días lluviosos o el invierno, ya que el terreno se convierte en un barrizal difícil de transitar.
Cómo llegar a la cantera
Para acceder a esta cantera, lo deberás de hacer por la misma carretera que te lleva al pueblo ZA-P-2437, pero antes de llegar al pueblo, más o menos un par de kilómetros, es necesario desviarse a la derecha por un camino carretero de tierra bastante estrecho y en mal estado. Aunque se puede llegar en coche, es imprescindible extremar la precaución: el camino no permite el paso simultáneo de vehículos en sentidos opuestos, y las ramas de los arbustos pueden arañar la carrocería.

¿Te ha gustado este artículo?
Aquí tienes algunos más que podrían interesarte: